«Mucha letra, pocas ganas de leer»

«Jonathan Schwartz, director general de Sun, manifestó en la reciente conferencia Web 2.0 Expo de San Francisco, que "llegará el momento en que la palabra bloguear se volverá anacrónica". Comentario relevante teniendo en cuenta que Schwartz promovió los blogs entre los ejecutivos de empresas como un método más económico y más eficiente de darse a conocer» (Pisani dixit).
La blogosfera --la Web 2.0 en general-- es una imprevista metáfora de la entropía negativa y la aceleración de la expansión que caracteriza al universo: el desorden se expresa en la creciente complejidad de los sistemas, en la inmediatez de la publicación y en la drástica reducción de los textos. Complejidad, aceleración e intensidad son las pautas que determinan la generación de contenido en Internet. La consecuencia de esta conjunción de factores está resumida en el apotegma que encabeza este post: mucha letra y pocas ganas de leer. Por eso los blogs empiezan a ser considerados como dinosaurios y en su lugar causan furor los microblogs.
Se trata de un servicio pensado y adaptado para el teléfono móvil, y la novedad radical que lo hace atractivo es que no está necesariamente vinculado al uso de un ordenador (relacionado con un mayor dominio de la tecnología y no tan implantado como los móviles). Consiste en enviar mensajes de texto (140 caracteres máximo, como cualquier SMS) que se publican en la página personal del autor (previamente dado de alta, por supuesto) y se difunden a los usuarios/consumidores que han solicitado recibirlos. Twitter fue la aplicación pionera, pero ya han llegado FriendFeed, Jaiku, Pownce y Khaces. Los tweets (nombre que reciben los mensajes de Twitter) demuestran que la blogosfera amenaza con convertirse en flor de un lustro. Los blogs --como este en el que estás ahora-- tienden peligrosamente hacia el monólogo, debido a la atrofia en la proliferación de opciones para un mismo tema y a la limitada capacidad del usuario/consumidor para dejar comentarios divertidos, nuevos e interesantes en todos ellos. La gente se empieza a cansar por una razón: las aportaciones presuponen que se ha leído el post que las han provocado, un tweet, en cambio, se lee en un suspiro, no hace perder el tiempo y se comprende casi por instinto. Simplicidad, velocidad, emoción: no cabe mejor apuesta para oponer a la entropía que anuncia la blogosfera.
Al fin y al cabo, un post, por muy breve que sea e independientemente del tema, requiere un mínimo de preparación, reflexión, documentación y redacción; y lo mismo cabe decir de su lectura; por su parte, los tweets y las conversaciones que germinan a su alrededor responden al impulso del momento, al estado del mundo, al sentimiento expresado casi en el mismo instante en que se experimenta. Para acceder a este grado de eficacia es necesario eliminar del proceso los cuatro requisitos del post; y el resultado es que los microblogs levantan acta del presente gracias a unos textos que describen sin más aquello que se hace. La mensajería instantánea (y en parte el correo electrónico) ha sido el caldo de cultivo en el que ha crecido esta cultura, nuevas alternativas que soy incapaz de digerir debido a mi edad y a mi formación humanístico-tecnócrata.
Los blogs sirven (desde hace cinco años más o menos) de válvula de escape a la emanación creativa de todos aquellos padawanes que no conseguimos plaza en alguna élite institucionalizada; quizá hayamos conseguido aportar un punto de vista menos acartonado, pero no nos engañemos: sigue siendo otra forma de asaltar la misma fortaleza que aún se nos resiste. El fenómeno blog se deshinchará cuando comprendamos que es imposible que quepamos todos, que no hay reacciones a unos textos más allá de las respuestas de otros aficionados como nosotros.
Y también porque no hemos sido capaces de generar ingresos, porque la gente es inconstante y porque Internet nos tiene acostumbrados a que cada tanto aparezcan nuevas aplicaciones a las que uno migra porque son nuevas y porque todo el mundo lo hace. No sé qué pasa pero estos primeros fenómenos de la sociedad digital no acaban de asentarse, se atropellan unos a otros mientras dura el tirón de la novedad, luego desaparecen sin apenas dejar rastro. ¿Hemos de acostumbrarnos a que esta sea la pauta y procurar extraer utilidades parciales para una mayor calidad de vida? Puede que dentro de poco algunos ortodoxos del blogueo debamos acostumbrarnos a trabajar en un entorno en el que los blogs no estarán de moda; y puede que también a una deserción en masa.
El microblogueo se apresta a sustituir a su hermano mayor en el candelero: bitácoras sin apenas visitas ni comentarios en las entradas, autores que las mantenemos por el simple empeño de dejar constancia. Mientras tanto, los impulsores del nuevo invento lo venden con un simple "¿Qué haces?".
Comentarios
Saludos desde khaces.
No, ahora en serio, como tú dices, la verdad es que el microblogging es más simple, no conlleva tanto tiempo ni de lectura ni de escritura, y no cansa ni genera tanta pereza al usuario, es más, creo que engancha.
Así todo, creo que se pueden combinar muy bien ambos canales, el blogging y su hermanito pequeño, el microblogging. La idea de Khaces desde luego es muy buena: Vía RSS dejan un "mensaje khaces" cuando posteas algo en tu blog. Es un mensaje corto con el título del post, visible para todo el mundo, así que si a alguien le interesa o le llama la atención, ya hará click en el link y entrará en tu blog a leer más en detalle.
SaludoX.
lonifasiko: no van a morir, solo digo que no estara de moda, lo que significará que no los alabarán desmesuradamente desde todas partes. Vamos a entrar en una nueva fase que puede ser una travesía del desierto o un cambio a otra cosa (qué cosa sea no lo sé...)....
Por cierto, que sepáis que vuestras bitácoras han quedado enlazadas. bienvenidos a mi blogroll, tecnócratas!!!!!!
Nos leemos!!!!
¿Quien carallo es capaz de leerse los más de tres millones de blogs?
Gracias por el comentario.
Nos leemos!!!