¿Necesitamos otra lógica?
Los expertos, los políticos y los concienciados acaban llegando a esta conclusión en uno u otro momento: extender el bienestar --tal y como lo concebimos hoy en Occidente-- al resto de la humanidad que aún subsiste en la pobreza es imposible. Imposible porque no hay materia prima que pueda sostener semejante nivel de crecimiento ni el incremento de consumo que implica. Hacer eso es un suicidio. La razón diría que lo que hay que hacer es bajar en nivel de consumo y ¡ojo! EL DE BIENESTAR para que la mayoría de la población alcance un punto medio que está por debajo de lo que nosotros estamos acostumbrados y por encima de lo que conoce el resto de la humanidad pobre. ¿Alguien en Occidente está dispuesto a renunciar voluntariamente a una parte de su bienestar? Un ejemplo: si se liberaliza como debe ser el comercio mundial ¿acaso no subirán productos básicos que hasta ahora se mantienen artificialmente bajos gracias a las distorsiones que introduce Occidente en los flujos comerciales internacionales? ¿Comprenderíamos que ese encarecimiento es una consecuencia natural, lógica y hasta más justa, de unas reglas de juego iguales para todos? Cuando hablo de bajar el nivel de bienestar me refiero a esto: a que el mínimo vital aumente y eso obligue a renunciar a parte de nuestro consumo de ocio. No somos más pobres, simplemente destinamos más a subsistir. ¿Algún experto, político o concienciado se atrevería a defender algo así?
Como la respuesta unánime es "NO" la razón nos dice que nos olvidemos de la justicia, de utopías y de otras zarandajas humanitaristas. El sentido común nos grita que defendamos nuestros privilegios comerciales y de cualquier otro tipo y, como mucho, dediquemos algunos excedentes no comprometedores de nuestro nivel de vida a esa porción de pobres que, al parecer, viven más allá de las fronteras del bienestar. Que nadie se extrañe si el mundo no mejora, porque lo único que estamos haciendo es aplicar la razón y el instinto de supervivencia. Lo hacen las empresas, lo hacen las instituciones y lo hacemos nosotros, los individuos de a pie.
Si queremos que algo cambie habrá que empezar por abandonar esta lógica de la supervivencia egoísta y sin embargo consecuente que nos tiene atrapados. Ahora bien, qué actitud o que lógica cabe adoptar a continuación no lo sé, ni creo que lo sepa nadie, porque desde luego no vamos a sustituir la lógica racional por las pasiones; la historia demuestra que sería un fracaso tanto mayor que la lógica que actualmente rige nuestros actos. Así que:
1) Asumamos que lo que hacemos actualmente es irresponsable.
2) Extender nuestra irresponsabilidad es insostenible.
3) Renunciar a la irresponsabilidad implica renunciar a la lógica vigente.
4) No tenemos otra lógica.
5) En el pasado, las alternativas a la lógica (religión, ideologías no igualitaristas) han resultado aún peores que la lógica vigente.
6) ¿...?
Como no tengo más respuestas ni puedo ir más allá debería asumir y declarar que defenderé con uñas y dientes –o dicho de forma más elegante: lucharé activamente por-- los privilegios que la lotería genética me ha otorgado al haber nacido en una zona rica del planeta; que apoyaré políticas que permitan quedarnos como estamos hasta que este invento reviente, y asumiré además que quien venga detrás que arree. Pero como así de claro no se puede decir, y mucho menos en voz alta, me limitaré a formular el reverso positivo de este planteamiento egoísta: desearé que todos puedan acceder a mi nivel de bienestar y haré lo posible por ceder a los desheredados aquello que me sobre.
Es curioso: aplicando sólo la lógica uno se convierte en un neocon. ¿Los del otro lado --altermundistas, ONG y demás agentes de la economía social-- qué lógica defienden y aplican? Que venga el jefe de Greenpeace y me lo explique. No lo hará.
Como la respuesta unánime es "NO" la razón nos dice que nos olvidemos de la justicia, de utopías y de otras zarandajas humanitaristas. El sentido común nos grita que defendamos nuestros privilegios comerciales y de cualquier otro tipo y, como mucho, dediquemos algunos excedentes no comprometedores de nuestro nivel de vida a esa porción de pobres que, al parecer, viven más allá de las fronteras del bienestar. Que nadie se extrañe si el mundo no mejora, porque lo único que estamos haciendo es aplicar la razón y el instinto de supervivencia. Lo hacen las empresas, lo hacen las instituciones y lo hacemos nosotros, los individuos de a pie.
Si queremos que algo cambie habrá que empezar por abandonar esta lógica de la supervivencia egoísta y sin embargo consecuente que nos tiene atrapados. Ahora bien, qué actitud o que lógica cabe adoptar a continuación no lo sé, ni creo que lo sepa nadie, porque desde luego no vamos a sustituir la lógica racional por las pasiones; la historia demuestra que sería un fracaso tanto mayor que la lógica que actualmente rige nuestros actos. Así que:
1) Asumamos que lo que hacemos actualmente es irresponsable.
2) Extender nuestra irresponsabilidad es insostenible.
3) Renunciar a la irresponsabilidad implica renunciar a la lógica vigente.
4) No tenemos otra lógica.
5) En el pasado, las alternativas a la lógica (religión, ideologías no igualitaristas) han resultado aún peores que la lógica vigente.
6) ¿...?
Como no tengo más respuestas ni puedo ir más allá debería asumir y declarar que defenderé con uñas y dientes –o dicho de forma más elegante: lucharé activamente por-- los privilegios que la lotería genética me ha otorgado al haber nacido en una zona rica del planeta; que apoyaré políticas que permitan quedarnos como estamos hasta que este invento reviente, y asumiré además que quien venga detrás que arree. Pero como así de claro no se puede decir, y mucho menos en voz alta, me limitaré a formular el reverso positivo de este planteamiento egoísta: desearé que todos puedan acceder a mi nivel de bienestar y haré lo posible por ceder a los desheredados aquello que me sobre.
Es curioso: aplicando sólo la lógica uno se convierte en un neocon. ¿Los del otro lado --altermundistas, ONG y demás agentes de la economía social-- qué lógica defienden y aplican? Que venga el jefe de Greenpeace y me lo explique. No lo hará.
Comentarios
Me encanta la traducción que hace a lenguaje elegante.
Saludos
Nos leemos!!!
Voy muy pillada de tiempo pero ha sido un placer leerte, como siempre!
No obstante el titular es el que sugieres "amamos este sistema y nos avergonzamos de él", causa y consecuencia de nuestras contradicciones...
Y recuerda: no mueras de éxito ni de triunfo laboral, la única manera digna de morir es de ocio...
Besitos mil!!!!