Enlázalo: Tiananmen, 4 de junio de 1989
«Poner fronteras a Internet no es una utopía propia de la ciencia-ficción, es cuestión de modificar ligeramente las puertas por donde pasa el tráfico de un país (por poner un ejemplo equivalente), de manera que sólo entre o salga lo que interesa. No es necesario filtrar por contenido ni por origen ni por destino de la información, se puede hacer a nivel protocolo: basta con obligar por decreto a las empresas de telecomunicaciones que si quieren operar en el país deberán modificar el protocolo de transporte para que los routers discriminen el tráfico interno, incluso bloqueen el saliente y/o impidan el entrante. China lleva tiempo planteándoselo, tan preocupada como está por la información a la que acceden sus habitantes sin supervisión gubernamental». El tecnócrata de letras: Materiales en un mundo espiritual (22/01/2009).
Me cito a mí mismo porque así me ahorro volver a escribirlo y porque los indicios eran abrumadores: coincidiendo con el vigésimo aniversario de los sucesos de la plaza de Tiananmen, el gobierno chino ha bloqueado los accesos a Twitter, Hotmail y otras webs de referencia. Número uno: ¿Acaso creen que los propios chinos terminarán ignorando lo que pasó en Tiannamen? Es posible que en las regiones agrícolas y escasamente pobladas ni se acuerden ni tengan una idea muy precisa de lo sucedido o de lo que significó. Número dos: ¿Acaso creen que el resto del planeta no va a extraer sus propias conclusiones del apagón digital decretado? Número tres: ¿Acaso cree el gobierno chino que estas webs bloqueadas son las únicas existentes para transmitir y recibir información? Número cuatro: ¿Acaso disminuirá de esta manera la importancia de Tiannamen? Está claro que técnicamente es posible aislar partes de Internet (eso es lo que está haciendo China: descascarillando cada paquete de TCP/IP que pasa por sus routers, verificando su contenido y bloqueando o permitiendo su salida); pero más claro está que resulta imposible incomunicarlas totalmente, porque hay infinidad de maneras alternativas de circular por Internet, y no me refiero únicamente a sacar información del país, sino a acceder a la que publican los medios no afines a los propietarios este curioso tinglado comunista financiado por métodos capitalistas.
Se mire por donde se mire, el gobierno chino está librando una batalla perdida. Tomen nota los que estén valorando seguir ese camino.
Me cito a mí mismo porque así me ahorro volver a escribirlo y porque los indicios eran abrumadores: coincidiendo con el vigésimo aniversario de los sucesos de la plaza de Tiananmen, el gobierno chino ha bloqueado los accesos a Twitter, Hotmail y otras webs de referencia. Número uno: ¿Acaso creen que los propios chinos terminarán ignorando lo que pasó en Tiannamen? Es posible que en las regiones agrícolas y escasamente pobladas ni se acuerden ni tengan una idea muy precisa de lo sucedido o de lo que significó. Número dos: ¿Acaso creen que el resto del planeta no va a extraer sus propias conclusiones del apagón digital decretado? Número tres: ¿Acaso cree el gobierno chino que estas webs bloqueadas son las únicas existentes para transmitir y recibir información? Número cuatro: ¿Acaso disminuirá de esta manera la importancia de Tiannamen? Está claro que técnicamente es posible aislar partes de Internet (eso es lo que está haciendo China: descascarillando cada paquete de TCP/IP que pasa por sus routers, verificando su contenido y bloqueando o permitiendo su salida); pero más claro está que resulta imposible incomunicarlas totalmente, porque hay infinidad de maneras alternativas de circular por Internet, y no me refiero únicamente a sacar información del país, sino a acceder a la que publican los medios no afines a los propietarios este curioso tinglado comunista financiado por métodos capitalistas.
Se mire por donde se mire, el gobierno chino está librando una batalla perdida. Tomen nota los que estén valorando seguir ese camino.
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